LA CORTIJADA DE LA MUELA
Por Francisco Santos Arrabal
Hasta que leí el magnífico trabajo del profesor Moreno Núñez “Conquista y repoblación” publicado en la “Historia de Periana” creía que el cortijo de La Muela podía deber su nombre a dos criados del rey Fernando que tomaron parte en la conquista de estas tierras, Fernando y Francisco de la Muela. Pero parece ser que nuestra Muela es todavía más antigua.
Nos habla el profesor Moreno de una gran extensión de tierra, dentro del actual término de Periana, que abarcaba desde las Puertas de Çalia a las Fuentes de Guaro. Es más, nos dice que la Fuente de la Muela es el distrito más poblado de toda Zalia.
Si en 1487 ya se llamaba Fuente de la Muela es muy probable que éste fuese el nombre que daban los moros a aquella alquería; y si los moros usaban un nombre latino es que cuando la invasión de los árabes en el siglo VIII ya existía y se llamaba así.
Mis investigaciones no han llegado tan lejos. El dato documental más antiguo que tengo es del día 9 de diciembre de 1605. Se trata de una partición de bienes, en la que toca por su legítima a Don Antonio Baeza de Gaspar de Baeza el cortijo Fuente de la Muela, de unas doscientas fanegas de tierra. También hay otros dos cortijos, llamado uno La Muela y el otro Cuesta de la Muela. Los tres tienen lindes comunes.
Don Antonio Baeza tuvo dos hijos: Don Antonio y Don Gaspar Baeza de los Olivos, que estaba casado con D.ª Sebastiana de Lendines.
Cuando se reparte la herencia de Don Antonio Baeza de Gaspar ya había muerto su hijo Antonio; por eso heredan su hijo Don Gaspar y los hijos de Don Antonio.
El día 30 de septiembre de 1662 Don Gaspar y los herederos de Don Antonio llegan a un acuerdo y venden el cortijo a Don Juan Triviño, natural y vecino de Torrox.
A éste le heredarán sus nietos Don Francisco de Prado Triviño, presbítero, y la hermana de éste D.ª Francisca, “de estado honesto”, vecinos de Málaga.
El día 20 de agosto del año 1753 hacen testamento los hermanos Prado Triviño. Al no tener descendencia, reparten la herencia, a partes iguales, entre los hijos de su hermano Don Juan, ya difunto. Don Juan estuvo casado con D.ª Isabel Enríquez y sus hijos eran Don José y Don Gonzalo de Prado y Enríquez, vecinos de Torrox. Explotaron el cortijo sin partirlo.
Don José de Prado y Enríquez, capitán de caballería de la costa, murió en 1801 y estuvo casado con D.ª Josefa de Vargas e Hinestrosa. Repartió su parte en el cortijo entre sus seis hijos.
Éstos eran;
- Don Juan de Prado Vargas
-D.ª Isabel de Prado Vargas
-D.ª María de los Dolores de Prado Vargas, casada con Don José Villanueva y Coronado.
-D.ª Antonia de Prado Vargas, casada con Don Blas Ortiz y Terán, Tesorero de Rentas Reales. Sin sucesión
-D.ª María de la Concepción de Prado Vargas.
-Don Francisco de Prado Vargas, subteniente de Infantería. Sin sucesión.
El otro hermano, Don Gonzalo de Prado y Enríquez, era vicario juez eclesiástico de Vélez. Hizo testamento el día 23 de diciembre de 1802. Al no tener descendencia aplicó en su testamento una de las cláusulas del de su tío: que su parte en el cortijo pasase a los seis hijos de su hermano Don Francisco.
Como no era fácil la partición de la finca, decidieron dejarla “en la misma comunidad en que hasta allí había estado, para percibir cada partícipe la porción que le correspondiera en sus rentas, según su respectiva participación”.
Esta dificultad en la partición se incrementó cuando sus dueños empezaron a testar y sus partes se multiplicaron.
Al morir D.ª María de los Dolores de Prado Vargas heredan sus hijos Don Fernando y D.ª Margarita Villanueva de Prado, casada con Don Antonio Pizarro, vecino de Málaga.
También hereda D.ª María Monsalve Villanueva, nieta, casada con Don Antonio Salvago, Caballero Maestrante de la Real de Ronda, vecino de Málaga.
Al morir sin sucesión los hermanos D.ª Antonia y Don Francisco de Prado, recayeron sus partes en su madre D.ª Josefa de Vargas e Hinestrosa. Ésta murió el 25 de mayo de 1821.
Al empezar a fraccionarse el cortijo con las seis partes que hemos visto, multiplicadas por los descendientes de sus dueños, se hizo inviable su rentabilidad y su administración. Por eso acordaron venderlo. Tampoco fue fácil, pues era casi imposible reunir a todos los dueños en un mismo sitio y a una misma hora. Algunos solventaron esta dificultad apoderando a otras personas para que les representasen.
Hay un comprador: los vecinos de Periana. Éstos acuerdan entre sí que, como todos no pueden trasladarse a la escribanía de Vélez para firmar la escritura de compra y tampoco pueden negociar con los dueños o con sus representantes, lo más correcto es apoderar a cuatro vecinos para que actúen en nombre de todos.
Así las cosas, el día 22 de septiembre de 1822, al abrir la escribanía de Vélez ya había en la puerta veintisiete aldeanos de Periana, trajeados de fiesta y con cara de cansancio debido a la noche de caminata. Esperaban para firmar una escritura de poder a cuatro de ellos que debían comprar en su nombre “a los herederos de Don Gonzalo y Don Josef de Prado y Enríquez un cortijo que tienen y poseen en término de dicha Puebla de Periana, nombrado el de la Muela y compuesto de ciento y noventa fanegas de tierra de labor, con arbolado, casa de teja y alberca para recoger las aguas de la fuente que contiene”.
Cuando se lleva a cabo la venta los propietarios eran los siguientes:
Don Juan de Prado, capitán de caballería retirado.
Don José López y Vargas, subteniente.
D.ª María Concepción de Prado. Le representa su esposo Don Pedro Bourman y Toledo, capitán.
D.ª María Monsalve y Villanueva, esposa de Don Antonio Salvago Caballero, maestrante de la Real de Ronda. Le representa Don Pedro Bourman y Toledo.
D.ª María Margarita Villanueva, esposa de Don Antonio Pizarro Caballero, de la Real Maestranza de Ronda y regidor perpetuo de Málaga.
Don Fernando Villanueva y Arias, menor de edad. Le representa su madre D.ª Tadea de Arias, viuda de Don Fernando Villanueva y Prado.
El día 15 de octubre de 1822 venden “un cortijo nombrado de la Muela, compuesto de ciento noventa y una fanegas de tierra útil para sembrar, con ciento sesenta y cuatro olivos, casa de teja con pajar y tinado, fuente con agua de pie y su alberca, en que tiene uso otro cortijo inmediato, también llamado de la Muela, que sitúa en término de la referida Periana, que hubieron por herencia de Don Gonzalo y Don José de Prado y Enríquez, su tío, padre y abuelo respectivamente; todo ello en precio y cantidad de setenta y siete mil doscientos y veinte reales vellón”.
Propietarios que firmaron la venta
D.ª Tadea de Arias, madre de un heredero menor de edad, a quien correspondía en el cortijo la tercera parte de la cuarta de una quinta.
D.ª María Margarita Villanueva y su marido Don Antonio Pizarro nombraron apoderado a Don Federico Vahey y Eneas el día 4 de este mes.
D. ª María de la Concepción de Prado y su marido Don Antonio Salvago dieron poderes a Don Pedro Bourman, de Vélez.
“Venden y dan en venta real, por juro de heredad, perpetuamente y para siempre jamás, a Don Diego de Chica, a Don José García, a Don Francisco Urbano, a Don José Barroso y hasta el número de otros sesenta y nueve vecinos de la Puebla de Periana, ... para que sea de todos ellos y de quienes legítimamente les representen el relacionado cortijo nombrado de La Muela”.
COMPRADORES
Relación de apoderados:
Barroso, José
Chica, Diego
García, José
Urbano, Francisco
4
Relación de perianeños que firmaron:
Benítez, Juan
Bueno, Francisco
Cabezas, Francisco
Fernández, Antonio
Fernández, Juan
Frías, José
Frías, Juan
García Conde, Salvador
García, Manuel
Larrubia, Antonio
Lorca, José
Martín, Antonio
Morales, Antonio
Moreno, Antonio
Moreno, Juan Bautista
Moreno, Salvador,
Mostazo, Alonso
Mostazo, Manuel
Raya, Miguel
Toledo, Diego
Toledo, Juan
Toledo, Salvador
Zorrilla, Pedro
23
Estos veintitrés paisanos no sólo firmaron en nombre propio, sino que también lo hicieron en representación de otros cuarenta vecinos de Periana que no pudieron trasladarse a Vélez.
Relación de los que se quedaron en Periana:
Álvarez, Ana
Ayala, José
Barroso, María (viuda)
Benítez, Sebastián
Chica, Juan Diego
Chica, Antonio
Chica Vázquez, Antonio
Chica Vázquez, Francisco
Conejo, Antonio
Fernández, Juan María
Fernández, Dionisio
Frías, Francisco
Gallego, Pedro
Gallego, José
García, Antonio (alias Obscuro)
García Díaz, Salvador
Godoy, Antonio
Larrubia, José
Martín, José
Mateos, Juan Manuel
Molina, Isidro
Molina Jaime, Juan
Montoya, Diego
Morales, José
Morales, Julián
Moreno, Joaquín
Moreno Alba, Antonio
Moreno Molina, Francisco
Núñez, José (alias Patalo)
Núñez, Pedro
Pérez, Manuel
Retamero, José
Rodríguez, Juan
Rodríguez, Salvador
Sordo, Juan
Toledo, María
Vázquez, Francisco
Zorrilla, Isidro
Zorrilla, Manuel
Zorrilla, José
40
Ya vemos que el cortijo de la Muela fue repartido entre sesenta y siete compradores. La escritura de venta dice que son sesenta y nueve. O faltan dos nombres o alguno se ha equivocado contando.
Por Francisco Santos Arrabal
Hasta que leí el magnífico trabajo del profesor Moreno Núñez “Conquista y repoblación” publicado en la “Historia de Periana” creía que el cortijo de La Muela podía deber su nombre a dos criados del rey Fernando que tomaron parte en la conquista de estas tierras, Fernando y Francisco de la Muela. Pero parece ser que nuestra Muela es todavía más antigua.
Nos habla el profesor Moreno de una gran extensión de tierra, dentro del actual término de Periana, que abarcaba desde las Puertas de Çalia a las Fuentes de Guaro. Es más, nos dice que la Fuente de la Muela es el distrito más poblado de toda Zalia.
Si en 1487 ya se llamaba Fuente de la Muela es muy probable que éste fuese el nombre que daban los moros a aquella alquería; y si los moros usaban un nombre latino es que cuando la invasión de los árabes en el siglo VIII ya existía y se llamaba así.
Mis investigaciones no han llegado tan lejos. El dato documental más antiguo que tengo es del día 9 de diciembre de 1605. Se trata de una partición de bienes, en la que toca por su legítima a Don Antonio Baeza de Gaspar de Baeza el cortijo Fuente de la Muela, de unas doscientas fanegas de tierra. También hay otros dos cortijos, llamado uno La Muela y el otro Cuesta de la Muela. Los tres tienen lindes comunes.
Don Antonio Baeza tuvo dos hijos: Don Antonio y Don Gaspar Baeza de los Olivos, que estaba casado con D.ª Sebastiana de Lendines.
Cuando se reparte la herencia de Don Antonio Baeza de Gaspar ya había muerto su hijo Antonio; por eso heredan su hijo Don Gaspar y los hijos de Don Antonio.
El día 30 de septiembre de 1662 Don Gaspar y los herederos de Don Antonio llegan a un acuerdo y venden el cortijo a Don Juan Triviño, natural y vecino de Torrox.
A éste le heredarán sus nietos Don Francisco de Prado Triviño, presbítero, y la hermana de éste D.ª Francisca, “de estado honesto”, vecinos de Málaga.
El día 20 de agosto del año 1753 hacen testamento los hermanos Prado Triviño. Al no tener descendencia, reparten la herencia, a partes iguales, entre los hijos de su hermano Don Juan, ya difunto. Don Juan estuvo casado con D.ª Isabel Enríquez y sus hijos eran Don José y Don Gonzalo de Prado y Enríquez, vecinos de Torrox. Explotaron el cortijo sin partirlo.
Don José de Prado y Enríquez, capitán de caballería de la costa, murió en 1801 y estuvo casado con D.ª Josefa de Vargas e Hinestrosa. Repartió su parte en el cortijo entre sus seis hijos.
Éstos eran;
- Don Juan de Prado Vargas
-D.ª Isabel de Prado Vargas
-D.ª María de los Dolores de Prado Vargas, casada con Don José Villanueva y Coronado.
-D.ª Antonia de Prado Vargas, casada con Don Blas Ortiz y Terán, Tesorero de Rentas Reales. Sin sucesión
-D.ª María de la Concepción de Prado Vargas.
-Don Francisco de Prado Vargas, subteniente de Infantería. Sin sucesión.
El otro hermano, Don Gonzalo de Prado y Enríquez, era vicario juez eclesiástico de Vélez. Hizo testamento el día 23 de diciembre de 1802. Al no tener descendencia aplicó en su testamento una de las cláusulas del de su tío: que su parte en el cortijo pasase a los seis hijos de su hermano Don Francisco.
Como no era fácil la partición de la finca, decidieron dejarla “en la misma comunidad en que hasta allí había estado, para percibir cada partícipe la porción que le correspondiera en sus rentas, según su respectiva participación”.
Esta dificultad en la partición se incrementó cuando sus dueños empezaron a testar y sus partes se multiplicaron.
Al morir D.ª María de los Dolores de Prado Vargas heredan sus hijos Don Fernando y D.ª Margarita Villanueva de Prado, casada con Don Antonio Pizarro, vecino de Málaga.
También hereda D.ª María Monsalve Villanueva, nieta, casada con Don Antonio Salvago, Caballero Maestrante de la Real de Ronda, vecino de Málaga.
Al morir sin sucesión los hermanos D.ª Antonia y Don Francisco de Prado, recayeron sus partes en su madre D.ª Josefa de Vargas e Hinestrosa. Ésta murió el 25 de mayo de 1821.
Al empezar a fraccionarse el cortijo con las seis partes que hemos visto, multiplicadas por los descendientes de sus dueños, se hizo inviable su rentabilidad y su administración. Por eso acordaron venderlo. Tampoco fue fácil, pues era casi imposible reunir a todos los dueños en un mismo sitio y a una misma hora. Algunos solventaron esta dificultad apoderando a otras personas para que les representasen.
Hay un comprador: los vecinos de Periana. Éstos acuerdan entre sí que, como todos no pueden trasladarse a la escribanía de Vélez para firmar la escritura de compra y tampoco pueden negociar con los dueños o con sus representantes, lo más correcto es apoderar a cuatro vecinos para que actúen en nombre de todos.
Así las cosas, el día 22 de septiembre de 1822, al abrir la escribanía de Vélez ya había en la puerta veintisiete aldeanos de Periana, trajeados de fiesta y con cara de cansancio debido a la noche de caminata. Esperaban para firmar una escritura de poder a cuatro de ellos que debían comprar en su nombre “a los herederos de Don Gonzalo y Don Josef de Prado y Enríquez un cortijo que tienen y poseen en término de dicha Puebla de Periana, nombrado el de la Muela y compuesto de ciento y noventa fanegas de tierra de labor, con arbolado, casa de teja y alberca para recoger las aguas de la fuente que contiene”.
Cuando se lleva a cabo la venta los propietarios eran los siguientes:
Don Juan de Prado, capitán de caballería retirado.
Don José López y Vargas, subteniente.
D.ª María Concepción de Prado. Le representa su esposo Don Pedro Bourman y Toledo, capitán.
D.ª María Monsalve y Villanueva, esposa de Don Antonio Salvago Caballero, maestrante de la Real de Ronda. Le representa Don Pedro Bourman y Toledo.
D.ª María Margarita Villanueva, esposa de Don Antonio Pizarro Caballero, de la Real Maestranza de Ronda y regidor perpetuo de Málaga.
Don Fernando Villanueva y Arias, menor de edad. Le representa su madre D.ª Tadea de Arias, viuda de Don Fernando Villanueva y Prado.
El día 15 de octubre de 1822 venden “un cortijo nombrado de la Muela, compuesto de ciento noventa y una fanegas de tierra útil para sembrar, con ciento sesenta y cuatro olivos, casa de teja con pajar y tinado, fuente con agua de pie y su alberca, en que tiene uso otro cortijo inmediato, también llamado de la Muela, que sitúa en término de la referida Periana, que hubieron por herencia de Don Gonzalo y Don José de Prado y Enríquez, su tío, padre y abuelo respectivamente; todo ello en precio y cantidad de setenta y siete mil doscientos y veinte reales vellón”.
Propietarios que firmaron la venta
D.ª Tadea de Arias, madre de un heredero menor de edad, a quien correspondía en el cortijo la tercera parte de la cuarta de una quinta.
D.ª María Margarita Villanueva y su marido Don Antonio Pizarro nombraron apoderado a Don Federico Vahey y Eneas el día 4 de este mes.
D. ª María de la Concepción de Prado y su marido Don Antonio Salvago dieron poderes a Don Pedro Bourman, de Vélez.
“Venden y dan en venta real, por juro de heredad, perpetuamente y para siempre jamás, a Don Diego de Chica, a Don José García, a Don Francisco Urbano, a Don José Barroso y hasta el número de otros sesenta y nueve vecinos de la Puebla de Periana, ... para que sea de todos ellos y de quienes legítimamente les representen el relacionado cortijo nombrado de La Muela”.
COMPRADORES
Relación de apoderados:
Barroso, José
Chica, Diego
García, José
Urbano, Francisco
4
Relación de perianeños que firmaron:
Benítez, Juan
Bueno, Francisco
Cabezas, Francisco
Fernández, Antonio
Fernández, Juan
Frías, José
Frías, Juan
García Conde, Salvador
García, Manuel
Larrubia, Antonio
Lorca, José
Martín, Antonio
Morales, Antonio
Moreno, Antonio
Moreno, Juan Bautista
Moreno, Salvador,
Mostazo, Alonso
Mostazo, Manuel
Raya, Miguel
Toledo, Diego
Toledo, Juan
Toledo, Salvador
Zorrilla, Pedro
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Estos veintitrés paisanos no sólo firmaron en nombre propio, sino que también lo hicieron en representación de otros cuarenta vecinos de Periana que no pudieron trasladarse a Vélez.
Relación de los que se quedaron en Periana:
Álvarez, Ana
Ayala, José
Barroso, María (viuda)
Benítez, Sebastián
Chica, Juan Diego
Chica, Antonio
Chica Vázquez, Antonio
Chica Vázquez, Francisco
Conejo, Antonio
Fernández, Juan María
Fernández, Dionisio
Frías, Francisco
Gallego, Pedro
Gallego, José
García, Antonio (alias Obscuro)
García Díaz, Salvador
Godoy, Antonio
Larrubia, José
Martín, José
Mateos, Juan Manuel
Molina, Isidro
Molina Jaime, Juan
Montoya, Diego
Morales, José
Morales, Julián
Moreno, Joaquín
Moreno Alba, Antonio
Moreno Molina, Francisco
Núñez, José (alias Patalo)
Núñez, Pedro
Pérez, Manuel
Retamero, José
Rodríguez, Juan
Rodríguez, Salvador
Sordo, Juan
Toledo, María
Vázquez, Francisco
Zorrilla, Isidro
Zorrilla, Manuel
Zorrilla, José
40
Ya vemos que el cortijo de la Muela fue repartido entre sesenta y siete compradores. La escritura de venta dice que son sesenta y nueve. O faltan dos nombres o alguno se ha equivocado contando.
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